lunes, 18 de mayo de 2009

Una travesía de ensueños

Eran las tres de la mañana de un día cualquiera, estaba fumando en mi cuarto, solo, como siempre, se me vinieron a la mente muchas ideas de repente, descabelladas por supuesto, pensé en cómo sería la vida sin una gran aventura… ese día comienza mi travesía.

Busqué a los únicos tres amigos que tenía y les propuse mi gran travesía, uno dijo que no, los otros que sí, la Tierra en ese entonces estaba plagada de robots, cuidaban las calles de todos, nadie podía salir de su casa, nadie podía hacer nada fuera de su hogar y no podía salir… Nos reunimos en la calle Mets, era el único lugar dónde ellos no estaban, prendí un cigarro, y nos dirigimos hacía el bosque. Nadie sabía donde estábamos, no pasó mucho tiempo para que se lo preguntaran, es ahí cuando empezaron los problemas. Perros robots, robots asesinos, todos buscándonos, pero no para salvarnos, sino para matarnos.

Nos escondimos en una cueva algunos días para que no pudieran seguir nuestros rastros, se me acababan los cigarros de tanta tensión, no teníamos comida ni agua, tuvimos que conseguirla. Con algunas ramas y algunas espinas creamos un arco y flecha con espinas para intentar cazar algo, lo conseguimos, un venado para la cena y agua fresca como para dos o más días. Prendimos una fogata para que se cocinara el venado, pero no era seguro, nos seguían persiguiendo, el humo los podían atraer.

Varios días pasaron en lo mismo, nuestra gran aventura no era nada más que una maldita fuga de nuestras casas, teníamos que buscar aventuras… teníamos que encontrar el peligro.

Es ahí cuando nos enteramos del lugar dónde se escondían los robots más peligrosos del mundo, los expulsados, fueron expulsados de las ciudades porque eran asesinos, asesinos de humanos, como yo.
Fuimos a ver, eran horribles, diez brazos, armas letales, cogí un cigarro, lo prendí y emprendí camino a lo que podía convertirse en mi muerte. Llegué donde ellos estaban, arrojé el cigarro al piso y una arma nuclear estaba apuntando a mi cabeza, mis dos amigos ni se movieron, se quedaron esperando en los árboles.

En ese entonces mil preguntas surgieron en mi cabeza, pero sólo se me ocurrió una cosa, coger un arma que estaba tirada y disparar a los robots… cientos oyeron los ruidos, robots, asesinos, humanos, todos lo oyeron, y lo peor todos venían.

Me metí entre los árboles, estaba espantado, no sabía donde estaban mis amigos, ni donde estaba yo, y lo peor no sabía que hacer. Me eché a correr a cualquier lado, busqué un cigarro en mi bolsillo, no había nada, es ahí cuando supe que todo había salido mal, lo que hice estaba mal, pero no era el momento para reprimendas, mi vida estaba en riesgo, iba a morir.
Oía pasos de todas partes, era más tenebroso que el infierno mismo, en lo único que pensaba era en como sería mi muerte, sería de un disparo, me descuartizarían, pero lo único que sabía era que la suerte no estaba de mi parte en ese momento, es ahí cuando la suerte se apareció de la manera más rara que podría haber ocurrido, estaba en el medio, parado como si nada, a mis izquierda robots expulsados con armas nucleares, a mi derecha, los robots y asesinos, pensé que era la hora de mi muerte, pero se atacaron entre ellos, lo que me dio tiempo para correr, huir, desaparecer.

Pensé mucho tiempo en adonde ir, pero no podía pensar, no había comido ni bebido en días, me estaba muriendo de la forma que menos había pensado, tenía que ir a algún pueblo por agua y comida, pero no tenía ni un centavo, nada.

Sólo tenía dos opciones, robar o morir, elegí robar, no se si estuviera bien, pero no era el momento para reflexionar sobre lo que está mal o está bien, eso no importaba en ese momento.

Entré a una tienda, estaba exhausto, cogí algunas botellas de agua y mucha comida, y me fui corriendo, me persiguieron por lo menos unos kilómetros, no sé como hice para salir de esa, los robots que estaban a mi costado no me atacaron, atacaron a la persona que me perseguía, yo no sé porque, pero no me iba a parar ahí para preguntarle, seguí corriendo, algunos robots se percataron de mi presencia, me persiguieron, los perdí en los árboles y seguí mi camino.
Estaba cansado, no tenía fuerzas para nada, entonces se me apareció la muerte en frente de mis ojos, unos alienígenas me amenazaban con unas armas que no podría describir, de pronto suena un gatillo y mi cabeza voló en mil pedazos.
Mi muerte marca el inicio de una guerra por el dominio de la Tierra, una guerra entre los robots y los alienígenas, una guerra que inicia con el fin de mi travesía, la mejor y la última que tuve.

No hay comentarios:

Publicar un comentario