viernes, 15 de mayo de 2009

Era muy temprano en la mañana. Jaacen estaba meditando en su habitación. Sabía que ese día era decisivo en su vida, era el día en que se decidiría si pasaría a ser un Caballero Jedi o sería acogido como Jedi de Armas. Era el día de las Pruebas.
Jaacen estaba bastante sereno pero tenía su mente focalizada en un disturbio peculiar en la Fuerza. Sentía que simplemente algo no estaba bien. Recordó lo que el Maestro Yoda le dijo: “Una gran sabiduría para aprobar las Pruebas, tener debes”. Hasta ahora esa oración seguía dando vueltas en su cabeza.
Sonó la puerta. Era un droide que venía de parte del Consejo Jedi. –“Es hora, señor Qel”, dijo el droide. Al terminar su mensaje dio media vuelta y se retiro haciendo una reverencia.
Jaacen se puso su túnica y se colgó del cinturón su sable de luz, suspiró con los ojos cerrados y salió de la habitación rumbo al Templo Jedi.
Al llegar vio reunidos en una tribuna pequeña a los miembros del Consejo Jedi: Yoda, Mace Windu, Qui Gon Jinn, Oppo Rancisis, Plo Koon, Coleman Trebor, Eeth Koth, Even Piell, Depa Billaba, Saesee Tiin, Ki-Adi-Mundi, Shaak Ti y Adi Gallia.
Jaacen los miró y los saludo con una reverencia. Yoda le hizo un gesto de confianza.
Mace Windu se puso en pie y dio unas palabras para dar inicio a las Pruebas. –“Jaacen Qel, hoy se dará inicio a las tres primeras pruebas. Recapitulándolas; La Prueba de Habilidad, Prueba de Conocimiento y la Prueba de Sabiduría. Dando paso al dia de mañana la Prueba de la Fuerza e inicio hasta que termine las Prueba de Autoconocimiento. ¿Consideras estar física, mental y espiritualmente listo para rendir las tres pruebas correspondientes a la fecha?”- terminó Windu con la pregunta.
-“ Estoy listo, Maestro”- respondió decididamente Jaacen.
-“Si es así, a la prueba de habilidad inicio daremos”- dijo calmadamente Yoda.
Jaacen sabía perfectamente las exigencias de la prueba de habilidad. La primera parte era un circuito sumamente complicado en el que lo dejarían sin su sable de luz. Ahí se probaría su velocidad, reflejos, saltos de longitud y altitud. “Tengo ocho intentos a contrarreloj. Tengo que hacerla” pensó Jaacen mientras dejaba su sable de luz en manos de un droide ayudante.
Esta prueba la completó exitosamente en el tercer intento. Estaba chorreando sudor. Le esperaba la prueba de lucha con el sable de luz. Tendría que luchar contra un droide de pruebas.
El droide ayudante le devolvió el sable de luz. Jaacen miró directamente hacia una compuerta ubicada al otro extremo de la sala. Cuando esta se abrió salió un droide alto, con una máscara de color negro y una larga túnica negra. Este entro encendiendo un sable de luz de color amarillo, el cual indicaba que pertenecía a un droide de lucha. Jaacen prendió su sable y una hoja de laser de color azul se encendió dando un estruendo eléctrico. Se desato una batalla que Jaacen ganó a un corto tiempo.
Jaacen apago su sable y miró a los Maestros con una reverencia.
-“ Bien, Jaacen. Puedes tomarte diez minutos y pasaremos a la Prueba de conocimiento.”- dijo Windu.
Jaacen se retiró de la habitación y se puso a pensar en la prueba que le esperaba. Astronomía, ingeniería, biología, química, ciencias políticas, teoría de la Fuerza. Todo en un solo y largo examen.
Al entrar de nuevo en la sala, Jaacen tomo asiento en una mesa de metal mirando hacia los miembros del Consejo quienes empezaron con la avalancha de preguntas. Jaacen respondió la mayoría.
Al terminar las preguntas los Maestros comenzaron a hablar en voz baja durante un par de minutos. –“Haz aprobado la Prueba de Conocimiento, Jaacen”- le notificó Qui Gon Jinn.
Jaacen dio un suspiro de tranquilidad. Se retiró a su habitación para hacer algunos ajustes en su sable de luz y se quedo dormido.
La prueba de sabiduría se postergaría hasta el día siguiente por una reunión urgente que le surgió al Consejo. Así que Jaacen al día siguiente fue a rendir la prueba en la cual salió exitoso. Pero unas horas más tarde mientras descansaba en su habitación empezó a pensar en la muerte de sus padres. Le venían unos pensamientos horribles , sádicos y crueles. Un hombre encapuchado con un sable de luz rojo sostenía mediante la Fuerza a su padre en el aire y con el sable le iba cortando las articulaciones, en medio de alaridos de dolor por la piel quemada de su padre.
Jaacen no podía dejar de pensar en eso. En la prueba de la Fuerza estuvo bastante bien, aunque esos pensamientos lo seguían atormentando.
El momento decisivo había llegado. La prueba de autoconocimiento. Jaacen estaba muy nervioso. Había oído historias sobre jedis que habían enloquecido, suicidado, o traumatizado toda su vida durante esa prueba.
Jaacen aun pensaba en esa espeluznante muerte de su padre. Al entrar al templo empezó a oir el grito de dolor de su padre. Sentia el calor del sable que cortaba los brazos de su padre, sentía el olor a piel asada. Vio, de repente, otra escena. Una que cualquiera desearía jamás haber imaginado. Su padre elevado en el aire y el hombre clavándole el sable en la cara mientras esta se derretía hasta quedar en carne viva.
Jaacen se rodeo de ira, una cólera inmanejable. Y liberó un grito colérico y una Fuerza negativa salió potentemente. Los miembros del consejo inmediatamente la sintieron y fueron donde el estaba. Jaacen los atacó con el sable de luz lleno de ira. Windu lo controlo y le dijo: -“ Todo eso fue parte de la prueba. Has demostrado que no eres lo suficiente para convertirte en un jedi. Empaca tus cosas. Debes irte del templo mañana temprano.”-
Jaacen se quedo arrodillado en el suelo llorando con una cólera tremenda.
Jaacen empacó sus cosas, y tal como lo pidió el Consejo, dejo el templo en una nave pequeña.
Decidió ir a Naboo a visitar un viejo amigo suyo. Era un Zabrak, proveniente de Iridonia. Estos son criaturas humanoides, de piel rojo sangre. Poseían cuernos en vez de cabello y dientes puntiagudos que le daban un aspecto aterrador.
Al llegar se encontró con su amigo esperándolo.
-“Raro volver a verte, Jaacen. Veo que ya eres un Jedi”- saludó misteriosamente el amigo de Jaacen.
-“No. Esos imbéciles me expulsaron.”- respondió Jaacen.
-“Así son los jedis. Viven en su mundo. Acogen a los que pueden y a los que no los tiran en la basura.”- dijo su amigo con odio. –“Debería haber alguien que los asesine de una vez por todas”.
-“Nadie ha vencido un Jedi en miles de años. Solo los Sith pueden contra ellos”- dijo Jaacen.
-“Ese es el punto de todo esto. Un Imperio Galáctico que destruya a la República y a los jedis”- dijo el amigo de Jaacen – “Te voy a presentar a mi maestro. Deberías unirte a nosotros.”
Jaacen fue con su amigo a conocer a su maestro y ver si su plan contra la Orden Jedi valía la pena y le podía sacar provecho. Al entrar había un hombre de túnica negra con capucha negra que le cubría los ojos. Jaacen se dio cuenta que el que había asesinado a su padre de esa forma tan sangrienta no era un Jedi, sino el maestro de su amigo.
El hombre volteó. Y se quitó la capucha ante la expresión de sorpresa de Jaacen. –“¿Senador Palpatine?”- dijo Jaacen incrédulo.
-“Darth Sidious, para ti ahora”- se presentó el traidor.
Jaacen se dio cuenta que le podría sacar bastante provecho a esto. Ahora lo entendía. El Senador Palpatine era un Lord Sith y había estado usando el Lado Oscuro de la Fuerza para someter secretamente muchos pequeños pueblos y ponerlos de su lado para su rebelión contra la Orden Jedi.

Continuara…
Próximamente solo en

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