sábado, 2 de mayo de 2009

La Amenaza Naranja

Contaba la historia que una vez, en un planeta muy lejano llamado Diorsto vivían unas criaturas llamadas Fredos que se encontraban en una guerra intensa de varios siglos contra los pequeños Macrophisil, una raza guerrera de diminutos seres de color blanco.

Todo era muy agresivo, era una guerra atroz, hasta que de repente, un Macrophisil instala un dispositivo en el planeta verde, causando así una gran explosión que expulsa y aniquila a todos los habitantes de aquel planeta ya destruido.

Al siguiente año luz en el espacio, uno de los fredos, abre sus curiosos ojos y con sus esponjosos oídos (un pequeño computador incorporado dentro de su cuerpo) detecta que se encuentra en un planeta que lleva de nombre “La Tierra”, un planeta en donde hay vida y a sus pobladores se les conoce como terrícolas.

Este ser naranja, sin tener rumbo alguno, decide deambular por las calles, despistado y perdido, hasta que observa una silueta reflejada en la pared que se acercaba cada vez más, así que decidió ocultarse en un tacho de desperdicios que encontró cerca.

El fredo vio un pequeño niño, en ese momento el fredo lo analizó y decidió mostrarse ante el menor de edad. Este sorprendido y emocionado de ver a una criatura de aspecto extraterrestre, decide llevarlo a su casa y tenerlo como "mascota".

Una vez ya en la casa del pequeño, el fredo empieza a familiarizarse con los objetos terrestres y visualizó lo que hacemos llamar televisor. Ahí pudo observar un programa de tema extraterrestre y empezó a extrañar su raza.

Esta criatura se “hospedó” en la casa del pequeño, y guardo silencio para no levantar ninguna sospecha.

Sin embargo, empezaba a sentir hambre y sed, así que decidió salir del cuarto y buscar algo de comer y beber. Mientras esta peluda criatura buscaba algo de comer, Carol, la madre del pequeño estaba entablando una importante conversación con su jefe de trabajo.

Entonces el fredo aprovechó el momento para llegar a la cocina y buscar un bocadillo.

Más tarde, cuando el pequeño retornó a su casa, después de tener un complicado día escolar, fue en busca del fredo para jugar con este.

Mientras más tiempo estaba con el pequeño, más le daba pena dejar el planeta Tierra para ir en busca de sus amigos. Jugaron todo el día sin cesar hasta caerse muertos en sus respectivos cuartos y dormir en la espera de otro día más de escuela.

Al día siguiente el fredo le dijo al niño que quería ir con él a la escuela, ya que se encontraba aburrido de quedarse solo. El pequeño aceptó, y como el fredo era muy pequeño, lo llevó cómodamente en su mochila.

Al llegar a la escuela, el niño parecía ser acechado por un trío de brabucones de tercer año de secundaria.

El fredo, al observar esto, decide protegerlo, y con un aullido feroz ahuyentó a estos abusivos, salvando así la vida del pequeño.

Ya pasada una semana ésta criatura empieza a extrañar a sus amigos, así que piensa tomar una decisión que no es mucho de su agrado, decide volver al mundo galáctico.

Al día siguiente, se despierta el pequeño niño con ganas de jugar con su nueva “mascota”, pero para su sorpresa no lo encuentra en su lugar, de pronto, logra visualizar en su almohada una cartita en la cual el fredo mencionaba su retirada al mundo externo. El niño pensó y no soportó la idea de su retorno al espacio así que se imaginó que despegaría del mismo lugar en donde se conocieron.

Para la suerte del pequeño, la criatura recién se preparaba para su retirada, y al verlo echa un llanto que podría llenar una piscina, ya que no quería dejar a su amigo terrícola, así que este anima al niño para que lo acompañase en su travesía, entonces el niño acepta y ambos viven felices y juntos explorando el espacio exterior y descubriendo sus enigmas.




Braulio Sacin 3°"B" N°25

No hay comentarios:

Publicar un comentario